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Howard Marks: una mirada necesaria hacia el futuro

7 noviembre 2022

Equipo VIF

Howard Marks es cofundador de Oaktree Capital. En palabras de Warren Buffett, sus memos son lo primero que lee en su mail y siempre aprende de ellos. Marks es un referente para entender el comportamiento del mercado y los inversionistas. Este es un resumen de sus memos de 2022 hasta el mes de octubre.

En lo que va de 2022, el estado de la economía global ha estado marcado por la invasión de Rusia a Ucrania. Las acciones bélicas rusas y las sanciones consecuentes han sacudido los mercados financieros, alimentarios y energéticos. Por ello, es uno de los factores por los cuales la inflación ha subido hasta niveles no vistos en décadas. 

Frente a esta situación de cambio e incertidumbre, los inversionistas predicen, de entrada, un impacto a largo plazo en la economía mundial. Piensan que profundizará los conflictos con la globalización e incentivará el regreso de la política industrial doméstica. Larry Fink, elCEO de BlackRock, escribió que la invasión ha roto los lazos trasfronterizos entre países, empresas y personas que ya estaban tensos por la pandemia. 

Howard Marks, de Oaktree, predice un cambio similar.Señala que el mundo puede estar girando hacia el localismo y el abastecimiento propio. Esto implicaría que se empezará a pagar una prima por trabajar con proveedores locales, que son menos volátiles y más confiables. Se evitará la inestabilidad que los mercados internacionales han sufrido en años recientes. 

A pesar de tener una visión sobre el futuro, Marks matiza y hace un llamado a ser cautelosos con los pronósticos, especialmente los macroeconómicos. Señala que, para poder realizar un pronóstico confiable y útil, “se debe tener un proceso confiable, capaz de convertir los inputs requeridos en el output deseado”, algo que resulta casi imposible en un contexto macroeconómico, debido a la abrumadora cantidad de variables económicas y financieras que deben poder ser sistematizadas para arrojar un output confiable. 

No obstante, Marks aclara que no se trata de una limitación tecnológica por la cual hubiera que culpar a la innovación, sino que el origen de esta complicación fundamental está en los seres humanos que, como tales, tienden a actuar de manera irracional y a tener un comportamiento inconsistente. Esta situación vuelve prácticamente estéril el terreno de las predicciones, y de ahí que los modelos tengan limitaciones. Es decir, los modelos, en su construcción, estudian relaciones altamente complejas mediante supuestos que simplifican las relaciones por analizar. El resultado no es solo una interpretación de la realidad que pierde nitidez y que se sostiene en esos supuestos que usualmente no se cumplen y, por tanto, generan predicciones erróneas. 

Pero no es solo el número de variables lo que hace flaquear la fe en los modelos. Los inputs utilizados también tienen un papel clave. Marks señala que ningún pronóstico puede ser mejor que los inputs en los que se basa, y los inversionistas suelen usar relaciones históricas para hacer predicciones, pero el hecho de que hayan sucedido en el pasado no asegura que sucederán en el futuro.

A este sesgo temporal se le conoce informalmente como el fenómeno de la “mano caliente”, el hecho de pensar que, si te está yendo bien en el presente, te seguirá yendo bien en el futuro. Dado todo esto, vale la pena preguntarnos: ¿los pronósticos añaden valor? La respuesta es la favorita de los economistas: depende. De entrada, es preciso aclarar que no existe un solo tipo de pronóstico, por ende, su valor varía. Howard Marks considera que hay dos: de extrapolación y de desviación. 

Los de extrapolación son aquellos que llegan a ser correctos, pero son tan populares y conocidos que los precios de mercado ya lo reflejan, por lo que hay poca o nula ganancia para los inversionistas. Es como apostar a que va a llover cuando el cielo está nublado y se escuchan truenos. 

Los pronósticos de desviación son los que tienen potencial de ser muy rentables, pero tienden a ser incorrectos, por lo que son vistos como improductivos. Estos equivalen a predecir que caerá nieve en el desierto durante el verano. 

En conclusión, Marks escribe que los pronósticos son importantes pero no esenciales. Él cree que los pronósticos o predicciones macro sirven en el sentido de que la alternativa a no usarlos es navegar con los ojos cerrados. Sin embargo, hace hincapié en reconocer las limitaciones de estas estimaciones del futuro, ya que usarlas ciegamente implica dejar de tomar decisiones basadas en evidencia y comenzar a creer en actos de fe.

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